16 páginas de un libro sobre la vida y obra de Joaquín Torres García intervenidas con pintura blanca (acrilico), dispuestas en suspensión frente a dos tubos de luz que hacen visibles las letras y las reproducciones de pinturas del maestro, cubiertas por la pintura.
"Al aguzar el oído y escuchar atentamente, le oí decir a Rimbaud que estaba cansado de traficar con esclavos y que daría cualquier cosa para volver a la poesía. Wittgenstein se sentía ya muy harto de su humilde trabajo como enfermero de hospital. Duchamp se quejaba de no poder pintar y tener que jugar todos los días al ajedrez. Los tres estaban lamentándose amargamente cuando entraba Gombrowicz, que parecía doblarles a los tres en edad y les decía que el único que no debería arrepentirse de nada era Duchamp, que a fin de cuentas había dejado algo monstruoso -la pintura-, algo que era conveniente ya no sólo dejar sino olvidar para siempre.-No entiendo, maestro, -decía Rimbaud-. ¿Por qué sólo Duchamp tiene derecho a no arrepentirse?-Creo haberlo ya dicho -respondía con gran suficiencia y soberbia Grombrowicz-. Porque así como en poesía o en filosofía hay todavía mucho que hacer, aunque ni tú, Rimbaud, ni tú, Wittgenstein, tenéis ya nada que hacer, en pintura nunca en la vida hubo nada que hacer. ¿Por qué no reconocer, ya de una vez por todas, que el pincel es un instrumento ineficaz? Es como si la emprendieras con el cosmos desbordante de resplandores con un simple cepillo de dientes. Ningún arte es tan pobre en expresión. Pintar no es mas que renunciar a todo lo que no se puede pintar.“-Bartleby y compañía (fragmento) - Enrique Vila-Matas